Su voz tenía un tono grave y un tanto rasposo incluso al hablar con naturalidad. Y sus ojos, mientras más los observabas, más parecía que ibas a perderte en ellos.
Tartamudeé un poco antes de poder hablar con naturalidad
— Mu... mu... mucho gusto, soy Sunny.
— Hermoso nombre, Sunny — agregó dejando traslucir esa sonrisa de medio lado que lo hacía ver tan sensual. — Definitivamente haces honor a tu nombre, con tu presencia radiante como un día de verano.
A pesar de querer responder cortésmente a su halago, sentía que las palabras se me enredaban en la lengua. Así que solo logré asentir con la cabeza.
— ¡Venga hombre! que la has dejado sin palabras — exclamó Vanessa punzándome con el codo y devolviéndome a la tierra — Tendras que enseñarme ese truco.
Raven seguía mirándome con expresión sería, pero amigable. Quise esconder mi rostro y mis mejillas sonrosadas, pero no había forma de hacerlo sin que fuera obvio mi estado.
— ¿Acaso Raven no significa cuervo? — preguntó Vanessa algo intrig