Vi a Lotte entrar, con una expresión de furia contenida. Sus ojos se encontraron con los míos y supe que el momento había llegado. Se dirigió directamente hacia mí, ignorando a todos los demás.
— Necesito hablar contigo. Ahora — dijo, con un tono que no admitía réplica.
Me levanté de mi escritorio y la seguí hasta su oficina. Cerré la puerta detrás de mí y se volvió hacia mí con una mirada asesina.
— ¿Qué demonios crees que estás haciendo? — espetó, su voz temblaba de rabia. — ¿Cómo te atreves a hablar con mi esposo y difamarme de esa manera?
Sentí cómo la adrenalina comenzaba a correr por mis venas, pero esta vez no iba a dejarme intimidar. Enderecé la espalda y la miré directamente a los ojos, con una expresión de desafío.
— Tú no me has dejado muchas opciones.
Lotte acercó su rostro a solo unos centímetros del mío.
— No tienes idea de las consecuencias de tus acciones, Van Der Veer. Has cruzado una línea y te aseguro que lo pagarás caro — dijo, con un tono amenazante.
Sonreí con fr