Meterme en aquella cama enorme es una experiencia divina y algo a lo que no estoy
acostumbrada a tener para mí. Sí, mi cama es grande, pero no puede igualarse a esta.Tiene un grueso edredón blanco y almohadas que son similares a las nubes.Me meto en la ducha apenas Matt se marcha, ya que tengo un sudor seco que comienzaa irritarme la piel. Me desnudo y me meto en el agua tibia; no tarda en llevarse todo miesfuerzo por aquel baile.Un baile que me llevó a pensar en el señor Voelklein. Dios, aún recuerdo sus ojosmientras veía cada movimiento que hacía. Mis partes íntimas y todos mis sentidos seconvierten en un fuego intenso cuando rememoro su mirada cálida, la cual parece ocultaruna doble intensión.No tardo en meterme desnuda a la cama, aprovecho mi soledad y porque no llevoconmigo un pijama. Todo ha quedado en casa, y eso me hace recordar que mi gata segurose ha adueñado de ella. Me meto en el cálido colchón. Resulta imposible no cerrar l