Amy Steele es una empleada de la cafetería Blue Moon, en California. Pero por las noches, se dedica a escribir relatos s porque sueña vivir de sus libros algún día. Todo se vuelve un completo caos y entradas de pánico cuando, por error, le envía su relato a Matt Voelklein. ¡Un relato que está inspirado en él y desde que lo atendió en el bar, no ha podido sacar de su cabeza! La reacción del misterioso y enigmático Matt Voelklein será el lanzamiento de una propuesta interesante para la joven Amy...
Leer másSalomé se encontraba en su acogedora casa jugando con su adorada bebé de dos años y su esposo, antes de irse al trabajo.
La risa melodiosa de la niña llenaba la habitación mientras los tres se deleitaban en su mundo de juegos y ternura.Era un momento de tranquilidad y felicidad para ellos.—Me tengo que ir. Cuídense, las amo —dijo Joaquín besando con pasión los labios de su esposa, para después besar con ternura la frente de su pequeña.—Papi, te amo —pronunció la pequeña, dándole un beso en la mejilla a su padre y provocando la sonrisa entre ellos.—Yo también te amo, mi amor, te vamos a extrañar, estaremos ansiosa de tu llegada.Se despidieron, pero Joaquín Román, en vez de ir a su oficina se fue a la clínica, iba a buscar unos resultados de una prueba.Con una mezcla de sentimientos encontrados, había accedido a hacerse la prueba de ADN con su hija de dos años, Fabiana, para callarle la boca a su madre, quien no dejaba de cuestionar su paternidad sobre la niña, pero él no tenía ninguna duda de que ella era su hija.Con ese resultado, esperaba que su madre aceptara a su pequeña y no siguiera cuestionándola a ella y a su esposa, solo porque Salomé no provenía de ninguna familia adinerada, de hecho no tenía familia en absoluto, porque fue abandonada en la puerta de un orfanato.Joaquín llegó a la sala indicada y se acercó al mostrador, donde le informaron que los resultados ya estaban disponibles.Lo guiaron hasta una pequeña sala de espera, donde aguardó ansioso a que le llamaran, mientras caminaba de un lado a otro con impaciencia.El tiempo parecía pasar lento, mientras Joaquín se agarraba las manos con fuerza, preguntándose por qué tardaban tanto, no podía evitar sentirse traicionero con Salomé por estar haciéndole una prueba a la niña a su espalda, pero es que cada día la insistencia de su madre se intensificaba y no lo dejaba en paz.No tenía miedo de lo que pudiera revelar la prueba, estaba seguro de que las sospechas de su madre no tenían fundamento. Por eso anhelaba que los resultados demostraran que el amor de su esposa era real, no por interés como decía su madre y que nunca le había sido infiel y su Fabiana era su hija.Finalmente, una enfermera salió y llamó a Joaquín.—Señor, pase que lo están esperando.Su corazón dio un vuelco y se levantó, siguiéndola hasta una pequeña sala de consultas. El médico que había realizado la prueba lo esperaba allí, con un rostro serio.—Señor Román, he revisado los resultados de la prueba de ADN —dijo el médico con cautela—, lo siento mucho, lamentablemente, los resultados arrojaron que Fabiana no es su hija biológica —, expresó, al mismo tiempo que le extendía el sobre con los resultados.Las palabras del médico resonaron en el aire, golpeando a Joaquín como si le hubieran dado con un martillo en el pecho. Su respiración se entrecortó y sintió un nudo en la garganta. Era como si el mundo se desmoronaba a su alrededor.El médico continuó hablando, pero las palabras se convirtieron en un zumbido lejano. Joaquín estaba aturdido, incapaz de procesar completamente la noticia. Todo lo que había conocido hasta ese momento, su identidad como padre, se tambaleaba, el amor que Salomé había dicho tenerle.Con una mirada de compasión, el médico intentó ofrecer consuelo.—Lo siento, sé que esto puede ser abrumador para usted.—¿Cómo puede ser? ¿Cómo es posible que no sea mi hija biológica? Debe haber un error —logró articular unas palabras entrecortadas, casi sin aliento.—No hay ningún error, tal y como me pidió me encargué yo mismo de supervisar el proceso y las pruebas de ADN son altamente precisas y que, en este caso, los resultados indican claramente que usted no es el padre biológico de Fabiana. Sin embargo, si me permite decirlo, la prueba de ADN no lo define como padre, hay otros lazos emocionales y afectivos que debían considerarse.Joaquín ni siquiera lo escuchó, salió del hospital con la mente en blanco. El mundo parecía desvanecerse a su alrededor. Cada paso era pesado y doloroso.No podía evitar sentir una sensación de pérdida, como si un pedazo de su identidad se hubiera desvanecido, y la rabia en contra de Salomé comenzó a crecer en su interior."¿Cómo pudo ser capaz de serme infiel? ¿Y engañarme de esa manera diciendo que me ama? ¡Es una maldit4!, pero voy a echarla de mi vida", pensó para sí mismo sin poder contener esa mezcla de rabia y tristeza que lo agobiaba.Al llegar a casa, Joaquín se encontró con su madre, quien esperaba ansiosa para conocer los resultados.Al ver la expresión en el rostro de Joaquín, su madre supo al instante que algo no iba bien.—Joaquín, ¿qué sucede? ¿Qué dicen los resultados? —preguntó su madre con preocupación evidente en su voz.Joaquín la miró, sus ojos llenos de tristeza y confusión.—Madre, los resultados... los resultados indican que Fabiana no es mi hija biológica —dijo con voz entrecortada, luchando por contener las lágrimas que amenazaban con brotar.A la madre de Joaquín no pareció afectarle la noticia, una leve expresión triunfal se dibujó en su rostro.—¡Te lo dije! Desde que te casaste te dije que no era una buena mujer ¡Debes echarla! Salomé es una inmoral que te fue infiel —espetó la mujer con desprecio.Joaquín se quedó en silencio ante las palabras de su madre, caminó hacia su despacho seguido por su ella, quien no dejaba de propinar insultos en contra de Salomé.El hombre tomó una botella y se pegó de ella, tomando sin ningún reparo.—¿No la vas a echar? ¿La vas a dejar viviendo aquí después de lo que te hizo? ¿Vas a dejar que todos te señalen como un cornudo? —interrogó la mujer.Molesto por el retintín de su madre, terminó sacándola de su oficina.—¡Ya basta mamá! ¡Fuera de mi despacho! —exclamó.La mujer se quedó sorprendida por sus palabras, pero al ver la expresión de su hijo terminó saliendo.El hombre llamó a su abogado y le pidió que redactara la demanda de divorcio por infidelidad, y que no iba a darle nada de su dinero. Después de eso no supo cuánto tiempo estuvo en su despacho encerrado emborrachándose, solo que un par de horas después decidió enfrentar a su infiel mujer.Caminó con pasos firmes, con los resultados en la mano a la parte trasera de la propiedad donde estaba el apartamento que había compartido con su esposa y la que creyó su pequeña hija.Entró a la habitación y allí encontró a Salomé, se dirigió a la cama y le puso la mano en el cuello con presión, enseguida ella se despertó sobresaltada.—¡¿Qué pasa?! ¡Me estás haciendo daño! Por favor —susurro Salomé en tono entrecortado y apenas audible, abriendo los ojos asustada.–Pasa que eres una zorr4, una perra infiel y que te quiero ¡Fuera de mi vida junto con tu bastarda! —exclamó levantándose de la cama y quitándole las manos de encima como si se fuera a contaminar ante el contacto.—¿De qué estás hablando Joaquín? ¿De dónde sacas eso? —preguntó la mujer mortificada.—¿De dónde lo saqué? —tomó la prueba de ADN y se la tiró golpeándole el pecho con fuerza, , ella emitió un gemido de dolor al mismo tiempo que trataba de incorporarse.Ella revisó los resultados y vio que se trataba de una prueba de ADN hecha a su hija y que había arrojado que Joaquín no era el padre, al verlo ella comenzó a negar enérgicamente con la cabeza sin poder creerlo.—¡No! Esto no es cierto… debe haber un error, ¡Estos resultados están malos! —exclamó ella aterrorizada, mientras se levantaba de la cama y tocaba su brazo.Salomé no esperó nunca, que él se girará y comenzara a golpearle el rostro con la mano abierta una y otra vez, sin piedad, dejándola aturdida y, rompiéndole la boca, ella se quedó en shock, sin saber cómo reaccionar ante su agresión, él jamás le había puesto una mano encima, tenían tres años de casados y durante ese tiempo habían vivido una prolongada luna de miel, felices, era un hombre considerado, amoroso, por eso verlo así, le producía sorpresa, temor.El único problema que hasta ahora habían tenido, eran las constantes intromisiones de su suegra, pero el resto habían sido un matrimonio feliz, perfecto.—Por favor Joaquín detente —dijo en tono suplicante, cuando ya pudo hablar, pero él estaba cegado de la rabia.Ella sollozaba atribulada, sin entender esos resultados, pero en ese instante la niña se despertó y al ver la discusión comenzó a llorar.—Papi, papi —dijo la niña llorando, levantando sus manitos hacia él, pero el hombre no le prestó atención, solo la miró con desprecio.Salomé corrió hacia la pequeña para calmarla, pero Joaquín la detuvo por el brazo, y la hizo girar hacia él, la chica se encogió cuando vio esos ojos grises que por tanto tiempo la miraron con amor, ahora la miraban con odio.—¡Quiero que agarres a tu maldit4 mocosa y te vayas de mi casa! —habló el hombre apretando los dientes con rabia.En ese momento los truenos comenzaron a escucharse, y el viento comenzó a mover los vidrios de las ventanas, Salomé miró preocupada hacia afuera.—No puedes echarme a esta hora, es tarde, está lloviendo, la niña puede enfermarse… debes calmarte y hablar, te juro por mi hija que nunca te he sido infiel —pronunció ella en un susurro y el hombre se burló.—Eres la mujer más cínica que conozco… las pruebas hablan por sí solas... te vas de esta casa.Y llevado por la rabia, agarró a la niña y se la lanzó a Salomé, después la tomó a ella por el brazo y prácticamente la llevó a rastras por las escaleras de la casa y la empujó haciéndola caer en el piso.—¡Aquí no quiero verte más! Y ni pienses que vas a llevarte nada, aquí viniste como una zarrapastrosa y así te irás, espera la demanda de divorcio, porque no seguiré casado con una zorra como tú.Salomé se quedó viéndolo, desconociendo al hombre que tenía frente a ella, y con el corazón destrozado del dolor.ALEX VOELKLEIN.Lanzar una rosa al ataúd de mis padres marcó el punto más oscuro de mi existencia.El cementerio, un lugar donde las sombras se mezclan con la tristeza, se erguía ante mí como un testigo silencioso de mi dolor. Las lápidas parecían susurrar historias de vidas que se extinguieron, mientras los árboles desnudos se alzaban como guardianes melancólicos.La pérdida de mis padres no mostraba huellas de violencia en sus cuerpos.Fueron descubiertos en el interior de uno de los hoteles de Matt, y su imagen yacía en mi mente como una herida abierta. Al adentrarme en los detalles, el recuerdo de su hallazgo se volvía más desgarrador.Imágenes grabadas con precisión quirúrgica: allí estaban, reposando en el suelo, sus cuerpos entrelazados como un último abrazo, aferrándose mutuamente al borde de un sofá.No había rastro de insectos que rondaran su presencia, como si la muerte misma se hubiera detenido a respetar su partida.La pulcritud de sus rostros sin vida contrastaba con la
MATT VOELKLEIN.Hace unos días, una corazonada se apoderó de mí, como esas sensaciones inexplicables que te recorren la espina dorsal. Sabía que estábamos al borde de un momento crucial, un instante en el que mis hijos jugarían con el fuego, metafórica y literalmente.No logro recordar si esa premonición fue resultado de algún sueño fugaz que se disolvió entre las responsabilidades cotidianas o simplemente una corriente de conciencia que me alertaba. Pero ahí estaba yo, sentado en el borde de la cama, observando el cielo con una melancolía profunda, como si el destino se revelara ante mis ojos.Mis días compartidos con Amy, mi compañera en esta travesía tumultuosa llamada vida, parecían colarse entre mis dedos como arena fina. Y a pesar de que ella no tenía la menor idea de la tormenta que se avecinaba, decidí tomarme mi tiempo para distraerla, para mantener su mente lejos de la inminente encrucijada que se alzaba en el horizonte.Así que me sumergí en el arte de ocupar su mente, una
MATT VOELKLEIN.¿Qué harías por tus hijos?Por sus hijos, muchas personas están dispuestas a atravesar extremos, tanto en acciones como en emociones.La maternidad y la paternidad son experiencias que a menudo despiertan un instinto de protección y sacrificio.Algunos padres estarían dispuestos a hacer cualquier cosa para garantizar el bienestar y la felicidad de sus hijos, independientemente de los desafíos o dilemas éticos que puedan surgir.Este compromiso puede manifestarse de diversas maneras, desde decisiones prácticas y cotidianas hasta actos de valentía en situaciones extraordinarias.Los padres pueden experimentar un amplio rango de emociones, desde el amor y la ternura hasta la angustia y la preocupación.Y yo en especial, me transformaba en cualquier tipo de persona si veía que uno de mis hijos estaba en peligro.La adopción de Tom marcó un capítulo profundo en mi vida.Al ver su rostro curioso en el orfanato, cruzando las puertas con Amy a mi lado, supe instantáneamente qu
Instagram DEL AUTOR: florenciatom_ALEX KLEIN.El juego que se desencadenó entre hombres y mujeres dejó boquiabierta a la multitud y, de cierta manera, me dejó con el alma entre las manos. No estábamos jugando a luchitas inofensivas en el jardín; estábamos presenciando la preparación de espadas y armamentos, la inminencia de un conflicto entre ellos.Estaba a punto de ser testigo de una masacre, todo porque algunos de estos idiotas pretendían casarse conmigo.—¡¡Por ti doy la vida, Alex Voelklein!! —me gritó uno, con una determinación que enviaba escalofríos por mi espina dorsal.—¡¡Tocaré el honor con mis manos con tal de tener la tuya, Alex Voelklein!! —gritó otro, mientras sostenía su arma con ferocidad.La escena era surrealista, absurda. Dos bandos, hombres y mujeres, se alineaban como si estuvieran a punto de entrar en un conflicto bélico. Y todo por una razón absurda: querían casarse conmigo, aunque ni siquiera me conocían.La intensidad de las declaraciones y la seriedad con l
ALEX VOELKLEIN.Me observa como si intentara descifrar si lo que acabo de decirle es una broma. Estoy a la espera de que mastique la información y la procese lentamente.Suspiro; no quería que se enterara, no ahora, pero tengo mis límites con las personas que disfrazan su mala energía.—Tom no tiene novias—se excusa, ahora pasándose protector solar por los brazos—. Y menos lo serias tú, seria rarísimo que anduviera con su ¿hermana? ¿hermanastra? Dios, no.—Y no creo que seas tan cruel de ser su novia sabiendo lo enamorada que estoy de él —dice para rematar su discurso de hacerme sentir culpable una vez más. Aunque a estas alturas no sé si es culpa.—No estás enamorada de él, Amelia —escruto—. Buscas otra cosa.—¿Y tú no? —termina de pasarse el protector solar sobre el cuerpo y se recuesta en la silla con vista a la piscina—. Bueno, creo que ya tienes asegurada parte de la fortuna al ser hija de ellos. Dios, cómo te envidio. Por supuesto que es de forma sana, cariño.—No busco nada.—¿
ALEX VOELKLEIN.Las sábanas se enredan suavemente alrededor de mis piernas, o al menos eso percibo mientras comienzo a despertarme. Mi rostro está pegado a la almohada, y la mitad de mi cuerpo se extiende sobre el de Tom. No tengo idea de cómo terminamos tan entrelazados, pero me sorprende la comodidad que siento. No tengo intenciones de abrir los ojos, me resisto a hacerlo, pero al mismo tiempo, no quiero perderme la visión de cómo duerme él.Tom yace boca arriba, con un brazo cruzando la mitad de su rostro. Su mano libre se aferra a mi trasero como si temiera que me vaya en cualquier momento. Sus pectorales se elevan y descienden con cada respiración, revelando una tranquilidad absoluta.Una sonrisa se forma en mi rostro al observar cómo nuestros cuerpos están abrazados, o más bien, cómo intentan aferrarse a su manera única.La escena transmite una sensación de paz y conexión, como si nuestros cuerpos hubieran encontrado naturalmente su lugar el uno con el otro.Se aparta el brazo q
Último capítulo