Collin*
El silencio era sofocante.
Collin miraba de su madre a su hermana, el pecho subiendo y bajando en respiraciones temblorosas. Su corazón martillaba en el pecho, frenético, como si intentara huir de esa realidad distorsionada.
Esto no puede estar pasando.
Quería correr. Desaparecer. Pero sus piernas estaban clavadas al suelo.
Maden la observaba con algo que se atrevería a llamar compasión.
"Debe de ser difícil para ti", murmuró. "Lo entiendo."
Los ojos de Collin brillaron de odio.
"¡Cállate!" su voz salió afilada como vidrio roto. "¡No entiendes nada!"
Se dio la vuelta sobre los talones y encaró a su madre.
"¿Viniste con él por voluntad propia, madre?" su voz falló al final.
La mujer vaciló.
"Yo… yo no sabía que era él. Los lupinos llegaron a Rovina durante la noche. Nos obligaron a venir. Pero cuando vi que era él…" su voz se ablandó, tomada por una nostalgia enfermiza. "Fue como volver al pasado."
El estómago de Collin dio vueltas.
La forma en que su madre miraba a Maden… como