Alade*
El silencio que envolvía a los dos era espeso, como humo. Alade tenía la cabeza apoyada en el pecho de Miradiel, y sus dedos trazaban distraídamente líneas invisibles sobre la piel caliente de él. La respiración de Miradiel era lenta, profunda, y sus manos se deslizaban por la espalda desnuda de ella con una ternura casi dolorosa.
El calor del momento anterior aún palpitaba entre los cuerpos entrelazados, pero ella se apartó ligeramente, incorporándose sobre los codos.
"Estás muy callada."
"Solo... intentando recuperar mi conciencia." murmuró ella, con una sonrisa cansada.
Él rió, bajo y ronco, un sonido que reverberó contra su piel.
"No. Estás pensando. Tu mente se va lejos."
Ella no respondió de inmediato. Miradiel retiró la mano de su espalda, deslizando los dedos por su barbilla hasta que sus ojos se encontraron. La tensión entre ellos era palpable. La mirada de él ardía con un deseo contenido, pero también con duda.
Él la besó. Lento. Cálido. Un beso que decía todo lo que