Su corazón latía descompasado, como si quisiera escapar del pecho. El mundo parecía haberse detenido.
Miró hacia abajo, vacilante, los dedos temblorosos extendiéndose hasta rozar su vientre aún liso, como si eso pudiera darle una respuesta. Pero no había dolor, ni punzadas... solo un vacío. Un silencio absoluto.
"¿Cómo puede ser real esto...?" susurró dentro de su propia mente.
A su alrededor, todos parecían en trance. Damon miraba a Eve, Averina al curandero, pero fue la mirada de Liam la que le robó el aire. La observaba como si viera un espectro, un sueño antiguo que volvía con violencia. Como si temiera moverse y que todo desapareciera.
"Salgan." La voz de él cortó el aire como un trueno contenido, autoritaria y grave. Era la voz de un alfa. Incuestionable.
Damon y Eve se miraron entre sí, dudando, pero pronto salieron. Averina también. El silencio se volvió más pesado.
Ahora solo quedaban tres: ella, Liam y el viejo curandero.
Liam se acercó despacio, como un animal salvaje olfat