Capítulo 95 —Compartir
Narrador:
Bajaron de la mano, con los dedos entrelazados, como si soltarlo fuera imposible. Cleo no podía dejar de mirarlo; sentía que el corazón iba a desbordársele en cualquier momento. Lo veía tan perfecto… tan bien formado. La nuca le parecía una maldita provocación, la línea de sus hombros un pecado, y ese andar seguro hacía que todo en ella se tensara de pura adoración. No aguantó más. Tiró suavemente de él, deteniéndolo en medio del pasillo. Él la miró con una ceja arqueada, sorprendido.
—¿Qué pasa?
—Necesito oírlo otra vez. —Su voz salió baja, pero directa, como una confesión urgente.
Nerón sonrió, con ese gesto que mezclaba ternura y picardía.
—No tengo ni idea de lo que hablas…
—Dímelo. —Ella se cruzó de brazos, pero con una sonrisa que delataba que no estaba realmente enojada —O no me muevo de aquí.
Él fingió pensarlo, dándole la espalda un segundo como si fuera a seguir caminando.
—Podría dejarte plantada…
—Podrías intentarlo… —replicó Cleo,