Capítulo 51 —Neron el real
Narrador:
Cleo quedó sola frente al hogar. El fuego chisporroteaba con suavidad, iluminando la habitación con un resplandor ámbar y oscilante. Temblaba. pero ya no era por el frío, ni por la tormenta que seguía azotando los ventanales con furia. Era otra cosa, más profunda, más visceral. Era ansiedad, su cuerpo le pedía a gritos que se entregara a Nerón. Lo deseaba con una intensidad que rozaba lo insoportable. Lo quería, lo necesitaba. Más que nada en el mundo. Pero su cabeza le gritaba que no lo hiciera. Que no cruzara esa línea. Que no se rindiera a algo que aún no entendía del todo. Y en medio de ese combate silencioso dentro de ella, lo oyó. Pasos, Nerón volvió y regresó con dos mantas dobladas sobre un brazo. No dijo nada al entrar. Solo caminó hacia Cleo con la misma calma tensa de siempre, dejó una de las mantas a un lado y, con la otra, se sentó junto a ella en la alfombra frente al fuego. Sin pedir permiso, la desplegó sobre ambos, cubriéndolos del