Capítulo 42 —Sábanas de lino egipcio
Narrador:
Habían pasado apenas un par de días desde que Nerón la llevó al penthouse. La rutina era, en apariencia, simple: estudio, descanso, repasos de material que él mismo le enviaba por correo, y pequeños recorridos por la ciudad cuando necesitaba aire. Pero pronto, Cleo empezó a notar ciertas cosas que le resultaban... incómodas.
Primero, los horarios. Nerón había dejado bien claro que esperaba que se levantara temprano, incluso antes de que empezara oficialmente la pasantía. A las ocho de la mañana, cada día, su móvil sonaba con un recordatorio enviado desde el calendario compartido que él mismo había configurado. "Desayuno, estudio individual de casos penales." Y luego, a las diez, otro mensaje: "Pausa breve. Hidratación y lectura." Incluso las pausas estaban marcadas. Luego, estaban las visitas. Mejor dicho: la ausencia total de ellas. Nadie podía entrar al penthouse sin una autorización previa. Cuando Cleo preguntó si podía invitar a una co