Capítulo 24 —Doble o nada
Narrador:
Nerón volvió a su escritorio, se recostó con calma en el respaldo de su silla y la observó como si estuviera frente a una obra de arte diseñada solo para él.
—Siguiente pregunta —dijo, como si nada. Como si no tuviera a una joven en ropa interior frente a él, mirándolo con los labios apretados y el alma hecha un nudo —¿Cuál es la diferencia entre un delito doloso y uno culposo?
Cleo respiró hondo. Sabía la respuesta. Claro que la sabía. Pero algo en su pecho se revolvía, como una advertencia: si acertaba, él la tocaría. Si fallaba, tendría que quitarse el sostén. Y ninguna opción le parecía segura. No con él. No con ese hombre que la desarmaba sin siquiera tocarla.
«Falla, y se termina antes», pensó. «Acierta y te va a tocar»
El silencio se volvió insoportable. Y ella, con voz firme, lo dijo:
—El delito doloso se comete con intención; el culposo, por negligencia, sin querer el resultado.
Nerón sonrió, lentamente. Como si acabara de abrir un regalo qu