CAPÍTULO 153. Distancias que duelen II
Capítulo 153
Distancias que duelen II
El alba se filtraba a través de los cristales empañados de la pequeña casa de campo, tiñendo las cortinas de un gris pálido.
Leonard permanecía sentado en el borde de la cama destendida, los hombros curvados hacia adelante, con la mirada clavada en sus pies descalzos apoyados sobre el suelo frío.
La madera crujía bajo su peso, y cada crujido resonaba en el silencio como un latido sordo. Su barba, dos días de descuido, le picaba el rostro al rozar la camisa remangada que apenas sujetaba su torso.
La falta de sueño había marcado sus ojos con ojeras profundas, cortadas por finas venas violeta.
Aquel cuarto, apenas amueblado con lo imprescindible —una mesa de roble, una silla vieja, un viejo armario de puertas chirriantes—, se había vuelto su mundo entero desde que decidió alejarse de la mansión.
Afuera, el viento agitaba las copas de los pinos, y el olor de la hierba húmeda tras la lluvia nocturna se colaba por la rendija de la ventana. Pero ni e