El procedimiento fue una secuencia rítmica de dolor y alivio, dolor y alivio. Tira tras tira, la cera caliente se llevó consigo no solo el vello, sino también la última capa de protección que Alina sentía que le quedaba.
Finalmente, tras un último tirón rápido en la zona más sensible, el zumbido de tensión en la habitación cesó.
—Terminado —dijeron la enfermera y la esteticista casi al unísono, sus voces sonando como el veredicto final de un tribunal.
Alina soltó el aire que había estado reteniendo en sus pulmones, su cuerpo cayendo laxo sobre la camilla, agotado por la adrenalina del sufrimiento autoimpuesto.
—Señorita Quintana —continuó la esteticista, cambiando sus guantes por unos nuevos y tomando un frasco del carrito auxiliar—, iniciaremos la última fase. La limpieza final. Aplicaré un gel post-depilación con alto concentrado de aloe vera y camomila. Esto es vital para calmar la irritación inmediata, cerrar los poros y quitar cualquier residuo pegajoso de cera que haya quedado e