La votación para ratificar la nueva estructura de CIRSA se llevó a cabo con una celeridad dictada por el deseo de cerrar el capítulo del escándalo. Los accionistas y el Consejo Directivo votaron abrumadoramente a favor de la propuesta de Yago, reconociendo la necesidad de blindar la empresa bajo la dirección de Joren y la proyección de crecimiento de las nuevas filiales.
Sin embargo, en el momento de la votación, Diana fue la única persona en la mesa que se abstuvo.
Su mano permaneció inerte sobre la mesa. La sonrisa que había lucido durante el anuncio de sus hijos se había congelado, sustituida por una mueca de comprensión y rabia contenida. El rostro de Ludwig mostró una mezcla de confusión y desaprobación ante su abstención, pero el foco real estaba en la revelación que Diana acababa de experimentar. Diana no era tonta; era ambiciosa. Yago había permitido su show público y la había dejado creer que había ganado al obtener puestos para sus hijos, pero su discurso final de "supervisió