Mientras Yago, con una concentración casi académica, le recitaba al chef los ingredientes exactos para el Salmón al Cilantro, Nant observaba la escena con una mezcla de fascinación y diversión. La imagen del poderoso CEO de CIRSA, un hombre acostumbrado a mover hilos en el mundo financiero, ahora dictando una receta de cocina con tanta autoridad, era un recordatorio constante de las múltiples facetas de su personalidad. El chef, con su libreta y bolígrafo, tomaba notas como si su vida dependiera de la precisión de cada gramo de cilantro. La dinámica era tan inusual como reveladora.
Aprovechando que Yago y el chef estaban completamente absortos en su conversación culinaria, y que el resto del "pequeño ejército" de la cocina se había vuelto a sumergir en sus tareas con una discreción admirable, Nant se giró ligeramente hacia Albert. Él estaba a su lado, colocando de manera casi imperceptible los cubiertos y servilletas para la improvisada "cena formal en la barra". Su presencia era tan