Rowena regresó a la mansión sintiéndose una ganadora, aunque aún faltaba la confirmación final del periodista.
—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó Xiomara al verla entrar, con los brazos cruzados y la voz cargada de sospecha.
Rowena se recompuso rápidamente.
—Tuve que ir a dos sitios diferentes, el asunto familiar era más complicado de lo que pensé. Tuvieron que hacerme esperar mucho. Ya estoy aquí, ¿qué tengo que hacer?
Xiomara no estaba convencida, pero no podía conseguir pruebas de nada. Suspiró y le dio las instrucciones del día.
Más tarde, cuando Rowena estuvo alejada haciendo otros quehaceres, Xiomara aprovechó para acercarse sigilosamente al área de servicio de Rowena y revisó sus pertenencias. Buscó frenéticamente algún rastro de un billete, un teléfono sospechoso, o una nota. No encontró nada. Dejó de lado la búsqueda, creyendo que tal vez su compañera sí había sido sincera y se había tratado de un problema familiar legítimo. No pensó más en eso y se concentró en su trabajo