349. EN LA BOCA DEL LOBO
THERON
Su cuerpo se contorsionaba bajo mis músculos y tuve que mover el morro hacia atrás para no llevarme una buena mordida de esas fauces feroces.
“¡YA CONTRÓLATE DE UNA VEZ, JODER!”
Mi rugido la hizo quedarse rígida.
A través de la marca temporal sabía muy bien que podía escucharme aunque no fuese de mi raza.
Sus pupilas erráticas se quedaron mirando a las mías lobunas.
“Te voy a soltar y vamos a hablar, pero si intentas escaparte de nuevo… que sepas que mi paciencia tiene un límite.”
Mi mano tosca bajó a darle una buena sacudida a sus nalgas de leona.
Gruñó enojada, pero se contuvo de atacar.
La fui bajando lentamente y, apenas aflojé un poco, se escabulló dando un salto atrás.
Su precaución hacia mí y ese estado arisco no se parecía en nada a la hembra seductora de hace unas horas.
¿Qué pasó aquí?
“¿Por qué te fuiste así? ¡¿Por qué estabas escapando de tu mate?!” Intenté controlarme, pero mi temperamento salía a flote.
“¿Mi… mi mate? ¿De verdad lo eres?” Una voz