315. UNA VERDAD QUE HIERE
ABIGAIL
Las crisis con mi loba de fuego cada vez eran peores.
Era como si te estuvieses quemando por dentro, de manera horrible, y pocas cosas pueden ayudarte.
Una de ellas era la magia de invierno de mi hermana, pero Hannah no estaba aquí, así que, para sobrevivir, me aferré a lo único que me podía salvar.
El príncipe lycan Fenrir… lo cual trajo como consecuencia esta bochornosa situación en la que me encuentro.
Acostada de lado sobre el suelo, con su camisa puesta, estoy mirando a la pared de la cueva.
Quisiera hacerme la olvidadiza, ¡pero lo recuerdo casi todo!
Por la Diosa, que casi violo al hombre y el cosquilleo de placer en mi cuerpo aún persiste.
También una molestia entre las piernas. La verdad no recuerdo muy bien algunos momentos… aunque sé que sexo como tal, no tuvimos.
“Bryda… ¡Bryda!”, llamo a mi loba interior, pero sé muy bien lo agotada que queda cada vez que tiene que enfrentarse a esa bestia de fuego.
—Maldita sea —mascullo sin querer.
—¿Te duele de nuevo, Abigail? ¿