309. NADA MÁS QUE LA VERDAD
FENRIR
—¿Cómo puedo salir de este pantano de mierd4 hacia un lugar seguro? —el hombre me preguntó repentinamente.
—¿Qué sé yo? Ni siquiera soy de aquí —me encontré respondiéndole con demasiada facilidad, como si mi lengua se sintiera un poco floja.
Gale fruncía más y más el ceño.
—¡Escuché que ustedes usan magia para ir de un sitio a otro! ¡Dime ahora mismo el método para fugarnos a otro continente!
—Soy un lycan, ese hechizo lo hacen otros miembros de mi familia, pero existen pasajes físicos, como uno cerca del castillo de tu antiguo rey y…
— ¡¡¡¿Pero qué haces, boca suelta?!!! —de repente el alarido de la hembra me hizo tragarme las palabras.
Mis ojos se encontraron con los suyos, que no se veían nada débiles y sí muy furiosos.
—¡Tú…! —hasta el macho se asombró de su resurrección, pero antes de que me abalanzara a defenderla del cuchillo en su cuello, ella misma se liberó.
Resulta que tenía las manos libres de las ataduras; solo fingía.
Le dio un codazo demoledor en