308. RESCATANDO A UNA DAMISELA
FENRIR
Avancé en silencio y me escondí en las sombras, observando el claro donde dos tipos habían hecho un sencillo campamento.
Evalué con rapidez la situación. Era obvio que se trataba de los hechiceros fugitivos que no querían someterse al Rey Alfa Cedrick.
La verdad, esperé encontrarme a más de ellos, pero lo que me preocupaba no era la cantidad, sino la mujer que tenían de rehén.
Estaba atada a un árbol e intentaban darle algo de beber mientras ella luchaba y se resistía.
“¡Tenemos que salvarla, a qué rayos esperas!”, mi lobo Gale me empujaba a actuar.
“Hay una protección mágica alrededor para no ser detectados”, fruncí el ceño al sentir la magia agresiva intentar repelerme.
“¡No importa, no es un obstáculo para nosotros!”
Él tenía toda la razón, la energía selénica en mi interior me permitía burlar estos pequeños trucos.
Pero apenas di un paso adelante, listo para salir de los arbustos, cuando la escena se volvió animada.
—¡Te dije que si me ensuciabas de nuevo el vestido te ibas