283. SIEMPRE HE CUIDADO TUS PASOS
NARRADORA
—¡No, claro que no! —Laziel exclamó, saliéndose de la imagen imperturbable que siempre mostraba.
—. Sabía que podías controlarlo, mi amor, jamás estuviste en peligro, Lavinia…
—Claro, porque me pusiste la prueba, pero igual vigilabas a ver si metía la pata… ¿Confiabas o no confiabas en mí?… ¡Y no me toques!
Palmeó su mano cuando la estiró para acariciar su rostro.
Lavinia vio por primera vez una grieta en la perfección de su macho mientras él retiraba la mano lentamente.
Algo que no salió como él planificó.
—Lavi…
—Dime Lavinia porque ahora mismo me molesta bastante ese diminutivo —contraatacó sin piedad, observando cómo los músculos mandibulares de Laziel se contraían ante la presión.
Sus ojos mostraban tormentas que Lavinia nunca había descubierto hasta ahora.
—Lo hice para fortalecerte; a tu espectro le faltaba su motivación, le diste una razón para quedarse y obedecerte… Obedecerte de verdad sin resistir.
Laziel le explicó lentamente lo que Lavinia ya había des