284. NO ENOJES A LA ESPOSA
NARRADORA
Lavinia chasqueó la lengua como si estuviese aún enojada, sintiéndolo tensarse de nuevo en su espalda.
Le estaba dando una morbosa curiosidad, al verlo tan obediente y suavecito.
—Entiendo tus razones y hasta suenas dulce con todas esas historias del pasado… —la voz femenina sonaba indiferente.
— Pero eso no quita el hecho de que me hayas movido como un peón, planificando incluso antes de llegar aquí.
—Lavi…
—Lavinia. Aún no sé si te perdono. —Laziel pegó los labios con fuerza al escucharla, un poco arrepentido de sus decisiones.
Lavinia nunca había estado tan enojada con él, no de verdad.
Miró intensamente a las ondas suaves de color castaño, su olor era embriagante, dulce, delicioso.
Pero odiaba que ella quisiera alejarse de él. La necesitaba como respirar.
—Lo lamento, no fue mi intención… —repitió.
Podía contar con los dedos las veces que había pedido disculpas en su vida.
Sus manos se apretaron aún más cuando ella intentó separarse.
Se aferró a su cintura y la rodeó sin