255. ¿ME ELIGES A MÍ O A ELLOS?
VICTORIA
—¡CELIA! —el rugido de su padre se escuchó, junto con el de su madre, que estaba segura los atrajo por este camino.
¿No querían ver como la atacaba? Pues concedido.
En lo que se demoraron en llegar al rellano, me aseguré de que el cuerpo moribundo de Celia cayera en el hall.
Antes de desangrarse, una sombra veloz flotó metiéndose dentro de ella y sosteniendo el último hilo de su vida.
—¡TÚ, MALDITA VAMPIRA! ¿¡QUÉ LE HICISTE A MI HIJA!?
La Sra. Aghata se me avanzó como una loca y mi mano tembló, dejando caer el puñal ensangrentado, la prueba de mi delito.
Di varios pasos atrás, con los ojos muy abiertos, asombrada de que ellos me hubiesen “pillado in fraganti”.
—¡No, yo no quise! ¡Ella me obligó! ¡Me atacó! ¡Dracomir, sálvame!
Le grité al Lord, que se había quedado como detenido en el rellano.
Sus ojos eran una mezcla de contradicciones.
Luchaba por mirarme, pero a la vez no podía despegar su vista del Sr. Fenir, corriendo escaleras abajo para salvar a su hija.
Las garras de l