115. DOS CONTRA UNO
AIDAN
Por mucho que lo llamé en mi mente y lo convoqué a regresar, no obedeció.
Cada vez nuestras diferencias se hacían más evidentes.
Theo ha estado acompañándome desde que nací, a diferencia de Vlad, que me fue obsequiado por la Diosa en mi cumpleaños 18.
Era demasiado poderoso, con autonomía propia, forjado de la unión del fuego Centuria y el hielo de los Hombres de Invierno.
Siempre había seguido mi voluntad, aceptó y amó a Isabella como suya a pesar de que no éramos almas mágicas gemelas.
Pensé que eso ni siquiera existía… hasta que estuve frente a esa energía mezcla de oscuridad y luz.
Tan vibrante y hermosa… como ella.
Como la mujer que me hace sentir de nuevo vivo y, a la vez, el peor hombre del mundo.
Arrojé con ira las sábanas donde estaba mi deseo liberado, me subí el pantalón hasta con asco.
Asco de mí mismo, de mis pensamientos, de los deseos que ya no podía controlar…
Caminé descalzo hacia el balcón, saliendo a la fría noche, hundiendo las garras en la piedra del barand