Con eso, Jaden saltó por la ventana destrozada y fragmentos de vidrio cayeron a su alrededor cuando aterrizó con fuerza sobre el suelo agrietado. Su abrigo se levantó cuando se puso de pie, completamente indiferente a la caída.

Greg se sobresaltó y exclamó: —¡Sigues haciéndote el valiente! ¿Realmente crees que eres intocable? Hoy vas a morir —espetó y retrocedió un poco.

Greg señaló a un tipo de cuello grueso y rostro lleno de cicatrices que estaba en el centro de la multitud, el cual no llevaba camisa debajo de una chaqueta de combate rasgada, y sus brazos estaban llenos de músculos y tatuajes. —John, ¡él es el bastardo que está causando problemas en tu territorio!

John avanzó lentamente, haciéndose crujir los nudillos como si fueran piedras rozándose entre sí. Su voz era baja y cruel cuando dijo: —Así que este es el maldito que te hizo llorar, Greg.

Greg gruñó: —Él me avergonzó frente a todos. Ven aquí y muestra un poco de respeto, perro inútil. Has estado actuando con mucha arro