El público aún no terminaba de asimilar el fiasco del combate de Lucian cuando la voz del presentador retumbó de nuevo, cortando la tensión como un latigazo.
—¡Segunda ronda! Representando a la familia Winston… ¡Jaden Rift!
El estadio rugió.
Y entonces…
—Su oponente… del Clan Titanblood… representando a la familia Aldrith… ¡Brutus Krowe!
Una mole imponente de hombre dio un paso al frente. Estaba sin camisa, con el cuerpo brillando por el aceite y los músculos. Flexionó el pecho y mostró unos brazos tan gruesos como tuberías de acero. Las venas se le marcaban como sogas bajo la piel. Cada paso que daba hacía retumbar el suelo.
Pero nadie aplaudió. Ni una sola alma. En su lugar, la multitud comenzó a abuchear.
—¡Los esteroides no te van a servir de nada aquí!
—¡Ese es el tipo que se asustó cuando Jaden chasqueó los dedos en la ronda pasada!
—¡No es más que un licuado de proteína con patas!
Brutus intentaba mantener la compostura, pero sus ojos no se quedaban quietos; su mirada se desviab