El aire era denso, cargado de tensión.
El sonido de las hojas susurrando con el viento era lo único que se escuchaba,pero Laila sentía que el bosque entero contenía la respiración.
La manada Escarlata no atacó. Pero tampoco mostraron señales de ser aliados.
Kano se mantuvo erguido, su postura relajada pero dominante.
Sus ojos rojos no se apartaban de Laila, como si analizara cada movimiento, cada respiración.
Kano (con voz grave):
“No estamos aquí para pelear contigo, Laila. No somos tus enemigos.”
Los guerreros de Cuarto Creciente se tensaron.
Amir dio un paso adelante, colocándose ligeramente delante de Laila, como un escudo entre ella y Kano.
Amir:
“Disculpa si nos cuesta creerlo, después de cómo nos rodearon.”
Kano esbozó una leve sonrisa, pero sus ojos seguían fríos.
Kano:
”¿Crees que soy un aliado de Kael?”
Laila mantuvo su mirada firme.
Laila:
“Si no lo eres, ¿qué haces aquí con él?”
Kael, hasta ese momento en silencio, soltó una carcajada.
Kael:
“Oh, Laila… ¿aún no lo entiende