El regreso a Cuarto Creciente estaba cargado de emociones encontradas. El templo había revelado más preguntas que respuestas, y aunque habían logrado repeler a Kael, todos sabían que la amenaza aún persistía. Laila, aún procesando su conexión con el orbe, caminaba junto a Amir, sintiendo una tensión que no podía explicar. Ciara los lideraba con una calma imponente, mientras Raiden, Aria, y Gabriel permanecían atentos al entorno.
Al cruzar el límite del territorio, fueron recibidos por Thane y Darius, quienes habían mantenido la seguridad de la manada en su ausencia. Las gemelas, Alma y Luz, corrieron hacia sus padres con risas emocionadas, ajenas a la gravedad de lo ocurrido.
Alma:
“Mamá, papá, ¿todo está bien?”
Aria, con una sonrisa forzada, abrazó a las pequeñas.
Aria:
“Todo está bien ahora. Estamos en casa.”
Raiden, por su parte, dio instrucciones inmediatas a los líderes de la manada.
Raiden:
“Refuercen las patrullas. Kael se retiró, pero eso no significa que no i