Fui con ella y me acerqué invadiendo su espacio personal, me acabo de dar cuenta que tengo una esposa que hasta me regaña, pero no me ha dado los buenos días como se debe, señora D’ Luca.
—él se acercó con esa maldita voz seductora que posee y yo me quedé hipnotizada hasta que unió nuestros labios.
—las cosas fueron subiendo de tono y mis manos se deslizaban por su cuerpo, pero luego me separé.
—estaba en el maldito cielo, hasta que él me separó de su cuerpo, ¿qué paso?
—no te haré el amor aún, quiero que esta vez hagamos las cosas bien, sin apuros, debemos conocernos, no quiero que te sientas atada a mí, quiero que veas la vida que te puedo ofrecer ahora y solo si tú decides quedarte pasado el tiempo, yo encantado te haré el amor día y noche, pero no, así.
—eso me decepcionó un poco, pero entendí que él me estaba dando la oportunidad de decidir, cosa que me agradó, así que lo abracé, gracias.
—seguimos en los que estábamos, pero más relajados, porque ahora nada era forzado y eso nos