Los días han pasado y con ese aumento la insistencia de Kiara por verme, literalmente me ha salido en todos lados, desde el estacionamiento, hasta los restaurantes, donde he ido a comer con mi mujer y aunque Mia no se ha dado cuenta. Yo sí, dos veces se metió al baño de hombres y pude evitarla porque había más personas en el lugar, lo que la llevo a pasar la vergüenza de su vida.
Ahora me encuentro en la oficina trabajando duro porque mi esposa ya tiene 7 meses de embarazo y quiero dejar todo listo para el próximo mes ya estar en casa hasta el día del parto. Ya que los médicos nos han dicho que son los días y noches más difíciles, quiero apoyarla en todo, aunque su vientre no es muy grande, sus pies has estado inflamándose y eso la pone de mal humor… Debo confesar que yo tenía un concepto distinto de ella, para mí era un ser de luz que nada ni nadie podía perturbar. Pero sus constantes cambios de humor me han demostrado todo lo contrario, a veces se enoja y llora porque se le terminó