No hay nada como estar en tu casa, sentirte cómodo y en calma en tu lugar seguro.
Dakota fue muy amable conmigo, pero me sentía como una intrusa, además de que no soportaba la presión que me ejercía yo misma al verla con su bebé. La pequeña, sin tener culpa de absolutamente nada, fue la razón por la que decidí volver a mi hogar.
Los pensamientos que estaba teniendo, mismos que tuve hace años y pensé que jamás volvería a tener, regresaron con fuerza, dañando mi mente, rompiendo mi corazón y haciendo que me cuestionara muchísimas cosas.
No es sano para mí estar cerca de un bebé, así que prefiero mantener la distancia por mi bienestar y mi paz mental.
La pequeña es hermosa, un angelito del que me enamoré con solo verla, pero me hago daño yo misma al desear ser madre y no poder. Solo Dios sabe cuánto he llorado para que me dé esa dicha, pero él nunca me escuchó y pensé que me había designado.
Ahora que estoy de vuelta en mi hogar, las cargas pesan menos y mi pensamiento no es tan dañino n