Samantha no tuvo más remedio que rendirse.
Samantha era una excelente oradora, toda una experta en conversaciones ingeniosas y mordaces. En principio había pensado agregar algo más, pero cuando Nicolás le dijo "mi señorita", esas palabras la silenciaron por completo.
Esa expresión "mi señorita" era la frase romántica más dulce que existía en el mundo, infinitamente más conmovedora que cualquier "bebé" o "amor".
Samantha cerró la boca con irritación.
Daniela fulminó a Nicolás con la mirada, como diciéndole: "al menos tienes algo de sentido común".
Nicolás esbozó una sonrisa traviesa.
…………
En el club nocturno. Tanto Fidel como Jessica habían llegado. Nicolás llegó acompañado de Daniela y Samantha al área de reservados de lujo, donde también se encontraban varios jóvenes adinerados.
Una vez que todos tomaron asiento, Fidel dirigió su atención hacia Daniela.
—Daniela, ¿qué te trajo por aquí?
—Tu querido amigo Nicolás me extendió la invitación. Honestamente, no tenía ningún interés en venir