Daniela se sonrojó: —Lo sé, pero Nicolás es muy... mis rechazos no sirven de nada.
Valentina miró a Daniela y se rio. En realidad, si Fidel decía que Nicolás era un cerebro enamorado ingenuo, Daniela también lo era. Como dicen, dos cerebros enamorados viviendo juntos harán que la vida sea buena, ninguno puede vivir sin el otro.
Valentina sonrió: —Daniela, ya que tú y el señor Duque se reconciliaron, también es hora de contarle sobre el embarazo.
¿Contarle sobre el embarazo?
En realidad Daniela también tenía esa intención.
—Siento que al señor Duque le gustan mucho los niños, y además tiene capacidad y responsabilidad. Contarle sobre el bebé sería algo bueno. Creo que el señor Duque sería un buen papá.
Daniela sabía que a Nicolás le gustaban los niños, antes ya había querido tener hijos.
Daniela también creía que Nicolás sería un buen papá.
Daniela asintió: —Mmm, buscaré la oportunidad para decírselo.
En ese momento una enfermera gritó desde atrás: —Doctora Méndez.
Valentina: —Daniela,