Recordaba que hace tres años, a Fidel le caía muy bien. Todos los que rodeaban a Nicolás le tenían aprecio.
Pero tres años después, Fidel mostraba abierta hostilidad hacia ella, y a su lado había una tal Jessica que Daniela nunca había visto antes.
Esta Jessica se preocupaba mucho por él; se notaba que era quien cuidaba de su vida diaria.
Daniela encogió los dedos, sin saber qué decir.
Fidel miró a Nicolás.
—Nicolás, vámonos. ¿No habíamos quedado en hacer una parrillada esta noche? Jessica ya tiene preparados todos los ingredientes. Todos estamos esperándote con hambre.
Jessica miró a Daniela.
—Señorita Paredes, ¿quiere acompañarnos?
Antes de que Daniela pudiera responder, Fidel se adelantó:
—La señorita Paredes seguramente no tiene tiempo. Vámonos, Nicolás.
Fidel insistía en que Nicolás se marchara con ellos.
Nicolás miró a Daniela.
—Primero te llevaré a casa.
Daniela, consciente de que Fidel no la quería allí y que todos estaban esperando a Nicolás con hambre, negó rápidamente con la