Lejos de rechazar a Valentina, Luis se le declaraba frente a Mateo.
Luciana y Dana lo miraban, incrédulas. —¡Luis!
¿Se había vuelto loco? ¿Realmente iba a quedarse con las sobras de su amigo?
La mirada de Mateo se posó en sus manos entrelazadas.
—Por supuesto que puedes. Haz lo que quieras con ella —dijo con frialdad antes de marcharse.
Luciana corrió tras él.
Valentina observó con atención la dirección por donde se fue. Qué cruel era, permitiendo que Luis la cortejara, diciendo que hiciera lo que quisiera con ella.
—Valentina, lo conozco desde hace años. Él y Luciana nunca se separarán —dijo Luis.
Ella retiró rápidamente su mano. —Lo sé.
Luis dio un paso adelante, acorralándola contra la pared con una sonrisa seductora. —Entonces, ¿qué te parece ser mi novia? Así como Mateo mima a Luciana, yo te mimaré a ti.
Aunque realmente no quería involucrarse con Luis. —Gracias por el interés, pero no lo merezco. Soy una chica de campo, sin estudios ni trabajo, no estoy a tu altura...
Se escapó e