Mateo se marchaba y Luciana corrió tras él. —¡Espérame!
...
El juego había terminado y Valentina se disponía a marcharse del bar con Luis y Camila.
—Gracias por lo de antes —sonrió Luis.
Ella negó con la cabeza. Luis no la había besado realmente; al sostener su rostro, había besado sus propios dedos, aunque para los demás pareció real.
—¿Ahora estamos a mano por el tónico? —sonrió Valentina.
Atrás de ellos, se escuchó la voz de Dana. —Luis, espera.
Valentina se giró, mientras ella se acercaba.
—Señorita Méndez, ¿necesita algo? —preguntó Luis.
Dana se plantó frente a él. —¡No dejes que Valentina te engañe! ¡Vengo a revelar su verdadera cara!
Valentina se mantuvo calmada. Sabía que su prima no podría contenerse. Y de todas formas, él se iba a enterar.
—Señorita Méndez, ¿qué quiere decir?
—¿Sabes quién es la señora Figueroa? ¡Es ella!— La señalo acusadoramente.
Luis se sorprendió y dirigió su atención a Valentina.
—Hace más de tres años, cuando el señor Figueroa quedó en estado vegetati