Capítulo 542
Héctor miraba a Luciana con adoración.

Ángel observaba la escena con satisfacción, mientras Catalina curvaba discretamente sus labios en una sonrisa. Sus maquinaciones finalmente habían dado fruto.

...

Por la noche, Luciana regresó a su habitación, y pronto Catalina la siguió: —Luciana.

La actitud de Luciana hacia Catalina era muy fría: —¿A qué has venido?

—Luciana, he venido a verte. En un par de días te irás con el señor Celemín a Costa Enigma. Te echaré de menos.

Era cierto que Catalina echaría de menos a Luciana, pero Luciana no quería ver a Catalina.

Luciana respondió: —Estoy bien, puedes irte.

—Luciana... —Catalina intentó tomar la mano de Luciana.

Pero Luciana la apartó: —¿Qué haces? ¿Por qué eres tan molesta?

Catalina se sorprendió: —Luciana, ¿cómo puedes hablarme así?

—¿Mamá? —Luciana se burló—. Tú no eres mi madre en absoluto. Mi madre es la señora Celemín. Tú, como mucho, eres mi madre adoptiva.

Catalina se quedó paralizada. Había orquestado meticulosamente el intercambio de
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