Mateo sostenía el paraguas mientras caminaba junto a Valentina y Daniela.
Ángel y Catalina se acercaron inmediatamente, preguntando nerviosamente: —Señor Figueroa, ¿dónde está Luciana? Ha estado encerrada durante tres días, ¿cómo está?
Catalina añadió: —Señor Figueroa, después de todo usted y Luciana estuvieron juntos. No sea tan despiadado con ella.
Daniela resopló con desdén: —De verdad que de su boca no sale nada bueno. ¿Son Mateo y Valentina los despiadados, o es que Luciana hizo algo repugnante? Si no hubiera suplantado la identidad de Valentina, ¿estaría arrestada? No mencionan ni una palabra sobre los crímenes que cometieron contra Luciana.
El rostro de Catalina cambió: —¡Tú!
Ángel miró a Valentina: —Valentina, ¿podrías dejarme ver a Luciana?
Valentina observó a Ángel. En realidad, no había tenido mucho contacto con él, ya que Ángel siempre había centrado su atención en Luciana. Valentina sabía que era un buen padre.
Sin embargo, consentir a un hijo es como matarlo. Ángel tenía