—¡Es Luis!
Había regresado con el auto y, al ver que alguien intentaba apuñalar a Valentina, se lanzó instintivamente sobre ella. El cuchillo se hundió en su pecho.
—¡Luis! —Sollozó.
Mateo, intentó llegar hasta ella, pero estaba demasiado lejos y solo pudo observar impotente cómo Luis recibía la puñalada. Después de derribar a dos sicarios cercanos, corrió hacia ellos.
Justo entonces, Fernando irrumpió en el lugar con un gran número de guardaespaldas, rodeando la zona. Don Tigre y sus pocos hombres, superados en número, fueron rápidamente capturados.
Luciana llegó corriendo y se aferró a Mateo. —¡Mateo! —Él se vio forzado a detenerse, intentando liberarse del agarre de Luciana para ir hacia Valentina y Luis, pero ella lo sujetaba con fuerza. —No te vayas. Tengo mucho miedo.
Luis yacía en el suelo desangrándose mientras Valentina, arrodillada junto a él, presionaba la herida con sus manos, pero la sangre caliente brotaba incontrolablemente entre sus dedos temblorosos. No podía entender