Luis no esperaba encontrarse con Sara allí. Le preguntó:
—¿Cómo es que estás aquí?
Sara sostenía unos bocetos de diseño en las manos.
—Vine a trabajar aquí. ¡Justo salía cuando te vi!
Sara miró hacia Mateo y Valentina.
—¿No piensas presentarme a tus amigos?
Luis respondió:
—Este es mi buen amigo Mateo Figueroa, y esta es mi buena amiga Valentina Méndez.
Sara miró a Mateo.
—Señor Figueroa, mucho gusto.
Luego miró a Valentina.
—Doctora Méndez, he oído hablar mucho de usted. Es un honor conocerla.
Entre mujeres verdaderamente hermosas y talentosas siempre existe una admiración mutua. Valentina tuvo una muy buena impresión de Sara, y Sara también sintió simpatía por Valentina.
Valentina sonrió con elegancia.
—Señora Rodríguez, mucho gusto.
Sofía dijo con su vocecita infantil:
—Hola, hermosa. Yo soy Sofía...
Luis intervino:
—Sofía, a ella la llamas hermosa, pero a mí no me llamas hermoso. Me siento herido.
Sofía contestó:
—Pero es que así quiero llamarla...
Luis suspiró.
—Está bien, mientra