Nicolás sintió su corazón lleno de calidez. Sin importar qué tan ocupado estuviera afuera, en casa siempre había una luz encendida esperándolo. Aquí estaban su esposa y su hijo, y toda esa felicidad se materializaba en este momento. Al final del día, esto era todo lo que una persona podía desear en la vida.
Nicolás abrazó a Daniela y puso su gran mano sobre su vientre prominente.
—Ya tienes casi seis meses de embarazo, es el momento más difícil. De ahora en adelante duérmete más temprano, yo me las arreglaré para llegar a casa más pronto.
Esta noche había llegado a las ocho, lo cual no era tarde, aunque normalmente regresaba a las seis para preparar la cena.
Daniela curvó los labios en una sonrisa.
—Tú también has tenido un día agotador. Ve arriba a ducharte de una vez.
—Ven conmigo arriba —dijo Nicolás.
Daniela sostuvo su pincel.
—Cuando termine el diseño que tengo en las manos, subiré.
Nicolás echó un vistazo al diseño que aún no había completado y asintió.
—Está bien, entonces subir