Valentina lo admitió con naturalidad:
— Así es.
Héctor admiraba a Valentina. Era muy raro ver a una chica tan joven compitiendo en el mundo de los negocios.
— Señorita Méndez, ¿puedo saber qué asunto la trae a buscarme?
Valentina esbozó una sonrisa con sus labios rojos.
— Señor Celemín, acabo de llegar a Costa Enigma y quisiera visitar la residencia de los Celemín.
Valentina quería ir con Héctor a la mansión de los Celemín.
Héctor hizo una pausa y sonrió.
— ¿La señorita Méndez quiere visitar mi casa?
— Exactamente. He oído que la mansión del señor Celemín es sumamente lujosa y quisiera conocerla.
Héctor no sabía qué intenciones ocultaba Valentina, pero asintió.
— De acuerdo, señorita Méndez, regrese a casa conmigo.
Valentina no esperaba que fuera tan fácil.
— Gracias, señor Celemín.
...
Luciana se encontraba en la mansión de los Celemín. Anoche había preparado una trampa para Valentina en la bodega privada, pero fracasó y casi la atrapan. Apenas pudo escapar.
Preocupada, Luciana no hab