Héctor miró a Luciana con profunda decepción.
— Luciana, ¿acaso no mereces este golpe? ¿Cómo pudiste hacer algo así?
Héctor sabía que Luciana era algo caprichosa y manipuladora, pero cuando Valentina le contó que había contratado secuestradores, no quiso creerlo. No podía aceptar que su hija fuera tan malvada en el fondo.
Como líder de una poderosa familia y con Nadia siendo de noble cuna, ambos con orígenes privilegiados, ¿cómo podían haber concebido a una hija como Luciana? La combinación de sus genes superiores debería haber dado otro resultado.
Héctor estaba extremadamente decepcionado.
Pero Luciana no mostraba ningún remordimiento por sus acciones. Se quejó con tono lastimero:
— Papá, ¿cómo puedes pegarme delante de extraños? ¡Solo conseguirás que Valentina se burle de mí! Soy tu hija biológica, ¿por qué siempre te pones del lado de los demás?
Dicho esto, Luciana intentó huir.
Pero los guardaespaldas le bloquearon el paso. Desde atrás, Valentina habló:
— Señorita Celemín, ¿te he d