—Señor Figueroa, quisiera hablar con usted sobre algo.
—No tengo tiempo. —Rechazó sin compasión. —Si necesitas algo, habla con mi secretaria y pide una cita.
Colgó de inmediato.
"Tut-tut", solo se escuchaba el tono de la llamada finalizada.
Por Camila, no tenía más remedio que buscar a Mateo.
—Abogado, espere mi llamada.
...
Valentina llegó a Altabruma. La empleada le abrió la puerta.
—Señora.
—¿Está Mateo? Por favor, avísele que necesito verlo.
—Sí, señora. Espere un momento.
Valentina esperó afuera. La empleada regresó poco después.
—Señora, el señor está en su despacho, pero dice que no quiere verla.
Así estaban las cosas.
—Entonces, esperaré aquí hasta que quiera recibirme. —Dijo Valentina.
En ese momento, una lujosa camioneta se detuvo frente a la casa. Aitana bajó con sus tacones altos.
Al verla, se burló:
—Valentina, ¿viniste a buscar al señor Figueroa? Él no te recibirá. No le gustas. Es patético que sigas insistiendo así.
Dicho esto, entró con arrogancia.
Las manos de Valentin