Capítulo 95 —Egoísta
Narrador:
Renzo salió y la puerta apenas alcanzó a cerrarse cuando se abrió de nuevo. Valeria entró.
No golpeó, no pidió permiso. Entró con ese paso firme que tenía cuando algo le ardía por dentro.
Cerró la puerta. Despacio. Pero el sonido fue como un portazo emocional.
Luigi la miró. Reconocía esa mirada. La había visto solo una vece antes: cuando se paró junto a él en el altar.
Valeria fue directo hacia él sin titubear, sin rodeos. Se paró tan cerca que sus respiraciones se mezclaron. Lo miró con esos ojos que sabían herir, curar y desnudar al mismo tiempo.
—Hace menos de veinticuatro horas —dijo ella, con voz baja pero afilada —me dijiste que me amabas… y ahora estás preocupado por Sofía.
La frase cayó como piedra, sin suavizantes, sin anestesia.
Luigi frunció el ceño, sorprendido… pero no herido por la queja. No era reclamo de capricho; era reclamo de amor.
La tomó de los brazos, con cariño. Como si temiera romperla.
—No es eso, Val…
Ella no retrocedió ni un mi