Capítulo 80 —Un milagro
Narrador:
Valeria tenía los ojos llenos de lágrimas nuevas. Pero esta vez no eran solo por su padre. Eran por él.
Luigi la miró con una expresión que pocas veces dejaba ver: vulnerabilidad cruda, sin máscaras.
—Si todavía quieres estar conmigo… —susurró —que sea sabiendo esto. Sabiendo quién soy de verdad.
Valeria llevó su mano a la mejilla de Luigi y lo acarició con una ternura que él no estaba acostumbrado a recibir.
—Ahora lo sé —respondió ella, apenas audible —Y aun así… te elijo, Luigi… —susurró —ahora entiendo por qué eres quien eres. —Él la miró, cansado, expuesto, vulnerable como pocas veces en su vida. Ella lo tomó del rostro con ambas manos. —Pero también sé quién eres conmigo.
Y eso, esa frase simple, honesta, le movió algo tan profundo que tuvo que desviar la mirada.
Valeria apoyó su frente contra la de él.
—No voy a soltar tu mano por lo que fuiste, Lu —dijo —Solo me importa quien eres conmigo.
El silencio que siguió no fue incómodo. Fue necesario.