Capítulo 64 —Un parche
Narrador:
Valeria se quedó dormida después del segundo control, agotada, con las pestañas húmedas y la mano todavía aferrada a la de Luigi como si fuera lo único sólido en un mundo que se desmoronaba.
Luigi no se movió. Ni un centímetro. Se acomodó en la silla, apoyó el antebrazo en el borde de la cama y se quedó ahí, con la vista clavada en su rostro. La luz del hospital era suave, pero igual le dejaba ver el cansancio de ella, el temblor leve en los labios, ese gesto que parecía pedir perdón aunque no había cometido ninguna falta.
No sabía cuánto tiempo pasó, tal vez minutos, horas. No le importaba. Solo respiraba, esperando que ella respirara también.
Valeria despertó de golpe, como quien sale de una pesadilla. Buscó su vientre con una mano, desesperada. Luigi reaccionó antes de que el miedo pudiera formarse en palabras. Se incorporó, tomó su mano y la cubrió con la suya.
—Estoy aquí —murmuró —Todo está igual. No pasó nada más. Estás bien. Él está bien.