Capítulo 13 —Pasta
Narrador:
Luigi no se dio cuenta de cuándo el día empezó a desvanecerse. Había pasado las horas encerrado en el despacho, rodeado de carpetas abiertas, contratos sin firmar y la pantalla del portátil parpadeando con correos que apenas leía. Tenía la cabeza hundida entre los números, los acuerdos, las llamadas pendientes. Era la única forma que conocía de no pensar.
La lluvia de la mañana había cesado hacía tiempo, y ahora la noche se pegaba a los ventanales como una sombra más espesa que el humo de su cigarro. El reloj de la pared marcaba una hora indefinida que él no se molestó en mirar.
Un leve golpeteo en la puerta lo sacó de ese trance.
—Adelante —dijo sin apartar la vista de los papeles.
Una de las empleadas entró con pasos cortos, las manos unidas frente al delantal. Se detuvo a un par de metros, con la prudencia de quien teme interrumpir algo importante.
—Disculpe, señor Mattos…
Luigi levantó la vista por primera vez en horas. El cansancio se le notaba en los