Capítulo 91
Él había escapado de la cárcel, sí, pero ya habían pasado muchos días desde entonces y no había ninguna señal de él. Ninguna amenaza, ninguna nota, ninguna sombra acechando sus pasos. Tal vez finalmente hubiera recapacitado. Tal vez hubiera entendido que ella no le pertenecía, que, en realidad, nunca le había pertenecido. Tal vez hubiera cambiado de vida, desaparecido en el mundo.
Isadora dejó escapar un suspiro de alivio y apretó aún más el abrazo. Allí era donde quería estar, esa era su casa: en los brazos de su marido.
—¿Estás bien? —preguntó él, con la voz baja y los labios rozando su cabello.
Ella asintió, sonriendo contra su pecho.
—Ahora sí.
---
Al día siguiente, en la Corporation Blake...
Las puertas de vidrio se abrieron y el sonido rítmico de tacones altos resonó en el vestíbulo impecablemente limpio. Algunos empleados interrumpieron brevemente sus tareas, atraídos por la presencia llamativa de la mujer que acababa de entrar.
Era bellísima. Alta, esbelta como una