Capítulo 87
La noche era tranquila sobre el paraíso. Las estrellas comenzaron a aparecer una a una en el cielo, reflejándose en las aguas calmadas que rodeaban la villa.
Isadora salió del baño con el cabello húmedo y se puso un vestido ligero. Al abrir la puerta de vidrio que daba al balcón, encontró la sorpresa: una mesa junto a la piscina, bellamente dispuesta, iluminada por velas, con pétalos esparcidos y dos copas de vino blanco servidas.
Su marido la esperaba de pie, vistiendo una camisa de lino blanco con las mangas arremangadas, luciendo aún más guapo bajo el brillo de las luces.
— Pensé que podíamos cenar bajo las estrellas — dijo él, extendiendo la mano.
Ella sonrió, encantada, y se acercó.
— Esto aquí es un sueño, Alex…
— Un sueño que esperé años para vivir contigo — respondió él, besando delicadamente su mano antes de ayudarla a sentarse.
La cena fue ligera y deliciosa: camarones a la parrilla con piña caramelizada, arroz perfumado y vegetales tostados, seguidos por un post